Buenas tengan mis queridos gaitómanos, pasaron cinco
meses sin que de nuevo me haya podido sentar a escribir en mi Blog; es de
suponer que algunos pensaron que, al igual que muchas Páginas Gaiteras, este
Blog también había dejado de funcionar. Pues no, una vez les dije que no los
iba a abandonar y aquí estoy presente de nuevo, con todas mis disculpas por la
tardanza, pero motivos muy fuertes me mantuvieron fuera del aire, entre ellos
algunos con unas tarjetas de mi PC de los cuales todavía no he resuelto pero me
las he arreglado para seguir en lo que tanto me apasiona y es parte de mi ser: La gaita y el folclor zuliano.
Bueno entremos en materia; por allá en Marzo de 2012 escribí
un post denominado “Lagunillas de Agua”, en el que relataba una historia acerca
de este lugar. Este articulo lo pueden ver en el siguiente link:
Esta vez vengo con una nueva narrativa al respecto con
otro punto de vista que vale la pena tener presente.
Hela aquí:
Verdades, mentiras y desastre
“Mucho se ha escrito acerca de la autoría material del
incendio de Lagunillas de Agua y en la mayoría se le achaca la culpa a una
descuidada prostituta, sin embargo con el tiempo han salido pruebas y
testimonios que ponen en duda la versión oficial del desastre y queda para el
personal de cada uno el ejercicio de discernir la verdad.
La Venezuela Oil Concession (VOC) era en ese entonces
la empresa petrolera con mayor fuerza productiva en la zona y la ubicación del
poblado resultaba incómodo para sus explotaciones, razón por la cual envió un
emisario a hablar con el entonces presidente del país, el General Eleazar López
Contreras, con la propuesta de construir una ciudad que sirviera para desalojar
no solo a quienes vivían en Lagunillas de agua sino también a los que lo hacían
en la de tierra, para eso ofreció una generosa extensión del hato Las Morochas
y el pago de gran parte del personal que construiría dicha población.
Convencido por la idea el presidente, sin consultar a
los futuros pobladores, decretó el 17 de enero la fundación de Ciudad Ojeda,
nombre colocado para rendirle homenaje al conquistador español.
El lugar era habitado por un pequeño grupo de familias
y existían algunas granjas que fueron expropiadas, entre ellas la de Cayetano
Márquez, iniciándose los trabajos ese mismo año y culminando las primeras 20
casas en diciembre de 1938, así como las dos calles principales que convergían
en una redoma tipo plaza, donde se encontraba en el centro de esta, un tanque
de agua elevado que se surtía de un pozo fabricado cuando el lugar pertenecía a
la granja de Cayetano. Ese era el centro de la naciente ciudad en la que el
gobierno empleó un millón de bolívares y donde también colocó presos de
distintas cárceles del país para construir las calles y avenidas, costumbre
heredada de su antecesor Juan Vicente Gómez.
Para junio de 1939 se terminaron de construir otras 48
más, pero para desgracia del gobierno y la empresa petrolera, los habitantes de
ambas poblaciones de Lagunillas, arraigados ya en su lugar de origen se negaban
a mudarse.
Contrariedad que mantenía paralizados algunos trabajos
de la VOC, entre ellos la colocación de balancines para extraer petróleo, ya
que estos violaban las normas de seguridad establecidas en las concesiones que
protegía a los pobladores.
Fueron infructuosas las ofertas y se pensó en expropiar
la ciudad pero no existían basamentos legales para que el gobierno hiciera esto
ya que el lugar no iba a ser usado para alguna infraestructura de interés
público, por lo que se optó por esgrimir el tema de la seguridad, algo que
ciertamente tenía validez, pero que la misma falta de esta era provocada por la
empresa petrolera, de hecho la Royal Dutch Shell había construido en 1930 el
muro de contención que sirvió para secar las lagunas naturales, donde
posteriormente se construyeron pozos, instalaciones y residencias que
conformaron el poblado de Lagunillas de Tierra.
Según testimonios ya desaparecidos de algunos
sobrevivientes del lugar, estos cuentan que la empresa petrolera ofrecía buena
cantidad de dinero a los pobladores por sus viviendas pero que lograron
convencer a muy pocos, y que esta misma practica había sido usada años atrás en
1928 cuando un incendio provocado quemó parte del poblado, incluida la capilla
donde se encontraba San Benito de Palermo.
El 13 de noviembre de 1939, el asentamiento fundado por
los indígenas Añú que habitaban el lugar antes de la llegada de los
españoles y que algunos historiadores
sostienen tenía por nombre Paraute, desapareció producto de un voraz incendio
que las versiones oficiales señalaron como culpable a Alicia Mendoza, propietaria
del bar Caracas, quien supuestamente lanzó al agua una lámpara a combustión de
gas que al contacto con un derrame petrolero ocurrido en el pozo 1 de la
Venezuelan Oil Company, el día anterior, convirtió el lugar en una hoguera
interminable dado que la madera era el principal elemento en la construcción
del poblado.
En ninguna parte se habla del etnocidio que esto
produjo ni la destrucción ambiental que la explotación petrolera de las
empresas del sector causaba. Tampoco se puso en dudas la versión conveniente
respaldada por la gubernamental que intentó obligar a los sobrevivientes a
desplazarse a una ciudad construida para que la compañía que invirtió en ella
pudiera obtener mejores ganancias del lugar.
La cifra de muertos se calcula en más de 3 mil personas,
habitantes y visitantes de las aproximadamente 300 casas que conformaban el
poblado y para sorpresa del gobierno y la empresa petrolera, la mayoría de
sobrevivientes se radicó en Lagunillas de Tierra, lo que generó un problema que
sigue manteniéndose.
Lo cierto es que es falso lo que señalan muchos libros
de historia “conveniente” que la reubicación de los damnificados, llevó a la
construcción de Ciudad Ojeda. Queda la incógnita si no existió premeditación y
alevosía en la edificación de la misma.”
Fuente: José Rafael Hernández Fereira
El incendio de Lagunillas
Autor: Jesús Bravo G.
Cantan: Carlos Méndez y León Magno Montiel
Maragaitas 1968
Lagunillas
Autor: Silfredo Meléndez
Canta: Hernán Salazar
Los Turpiales de Tamare '1968'
Ajá y para Lagunillas qué
Autor: Néstor Graterol
Canta: Teresita Jiménez
Santa Lucía
Lagunillas que
Autor: Nestor Graterol
Cantan: Pedro Arteaga y Jesús Riqueses
Los cuervos
Lagunillas qué Nro 2
Autor: Néstor Graterol
Canta: Pedro Arteaga
Los cuervo 1972
Lagunillas qué Nro 3
Autor: Néstor Graterol
Canta: Pedro
Arteaga
Los cuervos 1973
Lagunillas aun clama
Autor: Jesús Marcano
Canta: Esteban Velázquez
Grupo 13 + 1 (1974)
Dijera el recordado Oscar Yánez: “Así son las cosas”
Gracias José Rafael por tu aporte y aprovecho para
enviarte un efusivo abrazo de oso palmero.
Queridos “gaitómanos” nos seguimos viendo en el espejo.
Jack hermanito, échanos la bendición.
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