Mirando el anterior artículo referido a “Tino” Rodríguez me hizo recordar al
notable y afamado Rafael Rincón
González; recordé mi época de adolescente por los campos Progreso,
Lidice y Belmonte, allá en Bachaquero.
Por allá en un rincón de mi memoria está la
calle de Campo Progreso donde viví con
mi hermana y en la misma, en una esquina, vivía una pareja que laboraban en el
Departamento de Contabilidad de la Shell. Allí en algunas ocasiones se formaban
las parrandas gaiteras de esos empleados de la compañía, lo cual me atraía enormemente
y sembró en mi ese amor por el cuatro y por la gaita zuliana.
Muy lejos estaba yo, de saber que esos
gaiteros formarían, en un futuro, uno de los Conjunto de gaitas más
tradicionales y afamados de la región.
En Septiembre del 2010, en fecha de cumpleaños
del vate Rafael Rincón escribí
muy poco sobre “el
sastre pintor del Zulia” y prometí hacerlo más luego. Hoy cuando me lo
he propuesto, me encuentro con una narración que hiciese Manuel Bermúdez
Romero para “GAITA
CON CLASE”, la que me pareció de lo demás interesante y muy completa, por
lo que decidí hacer un “copy and paste”, con el acostumbrado crédito y
reconocimiento a esa labor; además quise complementar con un video que hiciese,
hace muchos años, el prestigioso comunicador social Ely Bravo para el programa “Destinos Musicales”.
He aquí esta magnífica narrativa:
“ Al conjunto Los Compadres
del Éxito se le disfrutó en el Zulia por los años 60 del siglo pasado con tanto
gusto como a The Beatles, los afamados revolucionarios de la música,
nativos de Liverpool. Los últimos, desintegrados, no han muerto ni morirán,
permanecen en la memoria colectiva debido a que el Primer Mundo no permite que
sus figuras se olviden. Los Compadres, reimpulsores de la gaita zuliana
tradicional, aún interpretan, pero no han tenido la misma divulgación ni el
reconocimiento que merecen. Esta entrevista intenta sembrarlos en el recuerdo y
aquí se ofrece la historia del grupo para dejarla como modesta referencia que
se elaboró entrevistando Rafael Rincón González, nada menos
que director de la agrupación original.
El conjunto estaba hecho cuando llegué y la mayoría
de sus integrantes trabajaba en las oficinas de Contabilidad-Shell en
Bachaquero. A mí me mandaron una carta donde Pedro Sánchez Mas y Rubí me decía que tenían un conjunto
gaitero y querían que las gaitas de Los Compadres sonaran más allá de las
cuatro paredes de la oficina y pudieran proyectarse hasta el club Progreso, en
Bachaquero. Entonces yo, cómo no, que trataba de desarrollar la actividad
musical, pues trabajaba con la Shell en los programas anuales de concursos
seccionales de gaitas, les respondí que atendería al grupo
Así cuenta el maestro de escuela y músico, Rafael
Rincón González[1],
el origen de ese grupo que después se afamó y se llamó Los Compadres del Éxito. Se bautizaron Compadres porque, como es de
presumirse, el compadrazgo dominaba la relación entre sus integrantes. Era el
año de 1962 y la agrupación constituyó un fenómeno musical regional de
prolongada duración y logro, al punto de que en 1967 vendieron 15 mil discos
que para la oportunidad se consideraba una cantidad astronómica.
Tomo al grupo, relata Rincón González, empezamos a
trabajar y decidimos meternos en el Festival de Gaitas Shell. Total, que
entonces participamos también en festivales en Maracaibo y acordamos hacer el
primer play back (grabación inicial para montar sólo la música), y le
incluí el piano de mi hermano Guillermo.
Le incorporé el piano porque vos sabéis que la
gaita antigua la hacían los buenos músicos, y la prueba está en que hay gaitas
del maestro Marcos Ramírez, de
Epaminondas González, de Adaulfo Guerrero, de Adolfo De Pool; las gaitas de De
Pool son famosas, y casi todas esas gaitas se interpretaban con piano.
Porque en ese Maracaibo, avanzado el siglo XX, había en cada casa un piano.
Porque eso entraba dentro de la formación integral de los muchachos.
A nosotros nos acostumbraron desde niños a estudiar
con el piano, y el que no tocaba piano, tocaba violín. Y así se desarrollaban
las noches. Y en esa época no había televisión ni nada de eso. Tenía Maracaibo
una educación bastante desarrollada, quiero decir musicalmente hablando. Y te
puedo nombrar a otros músicos cultos que componían gaitas, como Heraclio Fernández.
Ahora bien, yo le incluyo el piano y pongo de ejecutante a mi hermano Guillermo
que se hizo miembro del grupo y lo tomó con mucho cariño, y decidimos hacer un
disco que nos costeamos nosotros mismos y también con la ayuda del señor Phillip Dyson, un musiú que era en
ese tiempo gerente de administración de personal de Shell en Lagunillas. Le
decíamos Don Felipe, y me firmó un aval para que un banco me diera un
préstamo de seis mil bolívares para poder grabar.
Entonces hicimos el disco, el primer disco que, por
cierto, como no pertenecíamos a esa rosca de los gaiteros de Maracaibo, nos lo
piratearon todo. Nos robaron 2 mil 800 carátulas que habíamos pagado. El día
que grabamos el play back, la grabadora se llenó de personas raras que
llegaban y decían:
¡Bueno, pero esto no puede ser! ¿Cómo
es posible?, eso es ventaja, con un piano ahí tocando.
Ellos decían que con una pianola. Eso no era una
pianola. Era un cembalé, que es una especie de clavicémbalo, porque la tensión
de la tecla es rígida, no es como en el piano que es un martinete que golpea.
Por eso Guillermo, que era un artífice del instrumento, vivía armonizándolo y
en permanente movimiento durante las actuaciones, porque no tenía pedal. Por
eso fue que cuando grabamos el primer disco, la gente se asombró, y decía:
¡Qué monguita!, figuráte que se puede
bailar la gaita sin necesidad del cantante.
Entonces hicimos, de todas maneras, ese primer
disco. Allí está el Gran Mahón y Los Patinadores. Y cuando nos
dispusimos a grabar se le murió la abuela a la cantante Alba Iriarte. Y vos sabéis cómo es esa gente de Punta Iguana. “Alba no va a cantar”, me dijeron. Pero bueno, si
es que ya montamos el play back y ella lo que le va es a poner la voz,
no va a estar bailando y nadie la va a ver porque eso es encerrados en el
estudio. No, no, no, ella no va a cantar, está de luto, y si canta... Bueno, me
amenazaron y todo. Mi señora de entonces, me dijo:
¡Acordate de Deyanira que fue tu
alumna de la escuela Esteller y tenía tan buena voz!
Y la fuimos a buscar hasta Valera donde estaba de
paso. Se encontraba afónica y la receté. Mi hermano Guillermo se puso bravo
conmigo, porque yo y que era brujo, pues él, que era médico, quería indicarle
otra medicina.
"Le di extracto fluido de
eucalipto y vais a ver que se mejora", le precisé.
Y así fue. Conseguimos un poco de extracto fluido y
le dábamos diez gotas cada dos horas. Eso fue como decir domingo, el jueves
teníamos que ir a grabar. La llevamos a la grabadora y la botó. Así surgió el
nombre de Deyanira Enmanuels[2].
Allí también Enrique Gotera[3]
grabó Los Patinadores.
Desde ese momento empezamos a trabajar con mucho énfasis hasta que una vez la
Shell decide mandarnos a Caracas con una recomendación de la gerencia, de Kenneth Wetherell, para que se
prepare un disco institucional que se vendería en todas las bombas de gasolina.
Me voy a Caracas muy ilusionado. Hicimos el disco,
que se llama “Gaita
68”. La gira no fue lucrativa y terminamos nosotros pagando todo,
pero tocamos en muchas bombas e hicimos la propaganda que se buscaba. El primer
grupo gaitero que tocó en la Gran Avenida fue Los Compadres del Éxito. No
ganamos nada, pero saturamos el mercado porque en las bombas teníamos discos
desde Santa Elena de Uairén hasta San Antonio del Táchira, y desde Punta Playa
hasta Castilletes.
De esa gira nos quedó la anécdota de que estando en
la Gran Avenida, en Caracas, como en ese momento había la efervescencia de los
hippies, cuando estábamos montados en el escenario y empezábamos a tratar de
hacer el programa, se apareció una horda descalza con la ropa raída y con unos
potes que golpeaban con piedras y hacían algarabía. Entonces nosotros iniciamos
el toque y a lo que Deyanira empezó a cantar fue tal el impacto que se hizo el
silencio y después, para que siguiéramos cantando, no nos dejaban bajar de la
tarima.
El logro de Los Compadres del Éxito radica en que provoca
un retorno a la gaita tradicional. El género estaba muy distorsionado y fue lo
que me hizo escribir gaitas, yo no las escribía. Empiezo en el 62 con una que
acabó con todo el mundo que decía:
Para cantar esta
gaita tan sólo se necesita /gaita zuliana la más sabrosa del mundo / nacer en
la bella tierra / de nuestra hermosa Chinita / la gaita maracaibera.
Y
vino un docto, uno de esos charlatanes de los tantos que hay en este país, y me
dijo que no, que para que esa gaita pudiera sonar, aunque fuera mía, tenía que
dársela a Rincón
Morales o a Cardenales del Éxito, porque eran los que
estaban metidos en el mercado.
Bueno, le dije, ¿quiénes son los más malos pa’
demostrate que la gaita es buena? Los más malos son Los Picapiedras, y me fui a
buscarlos en Maracaibo por allá por La Mala Ley. Fui y esos muchachos sin
piano, sin nada, en pelo pues, vinieron y se metieron en el disco. Era una
gaita rústica, pero pegó. También con Los Picapiedras grabé aquella que dice:
Mi gaita por ser viajera / yo la
monto en un avión / mi gaita maracaibera / paseará por la nación.
Comienzo a escribir gaitas porque me tenía aterrado
el ver que la estaban llevando por mal camino. Yo no sé si vos llegaste a oír
aquella que cantaba el difunto Ricardo Aguirre que
decía:
Ay cachi, cachi, cachi,
cachi, chachicamo, ay cachi, cachi...
¡Bueno, y ¿esto qué es?, decía yo! Y otra que hablaba de la calambrina,
otra que se llamaba Rock and roll, y también había una de un marico,
aquella que decía “ahí viene Carlos María”.
Entendéis, todas esas cosas no.
Y no solamente eso, sino que además empezaron a
hacer discos con chistes, y con chistes completamente vulgares, tan vulgares
que han quedado con la costumbre y en los shows nocturnos si vos vais con tu
señora o con tu familia, tenéis que salirte, porque lo que dicen ahí no es muy
agradable.
Y la gaita no es eso, la gaita es la expresión del
pueblo, la canción del pueblo, una manera de protestar. Entonces, como yo era
maestro, me decía: yo no voy a prestar mi mente para escribir basura. Me puse a
escribir, y al comenzar hice para Los Compadres del Éxito, “El Gran Mahón”
y “La Gaita Sensacional”.
Yo tengo más de 50 años escribiendo canciones y antes escribí gaitas que hacía
a la carrera, pero para parrandear. Llegaba con el difunto Ciro Villalobos, el hijo de Virgilio Carruyo[4]
-yo conocí a Virgilio, apunta complacido Rincón González-, y
andábamos con el compadre Guillermo
Larreal y con “Memo”, que estaba muchachito, con el
cuatro y tal, y llegábamos a un sitio y yo me ponía a hacer la letra de las
gaitas. Creo que eso me viene de que mamá cantaba y tenía una muy bonita voz de
soprano, y papá -el padre del compositor fue el pintor Nepthalí Rincón- tocaba la guitarra. Y el que crió a papá, El
Mahón, tocaba el furro.
Él se llamaba Andrés Bohórquez, un maracucho de El Saladillo que trabajaba
todo el año como un loco y -decía papá- que cuando llegaba el mes de octubre
bajaba el furro que lo tenía encaramao y de ahí se perdía de la casa hasta
enero. Era tío de papá.
Inclusive María, una hija de José María Bohórquez, hijo de Andrés,
es decir, nieta de El Mahón, tenía por Puente Gómez una cuerda gaitera y salía con
una banderola blanca que llamaba a gaita, unas maracas y un sombrero de
"empleta"[5]. Nosotros, Los Compadres del Éxito,
teníamos nuestra banderola blanca.
Esa costumbre de colocar una bandera blanca en la ventana de la casa de algún
amigo para anunciarle la visita de los gaiteros, casi siempre se hacía en las
casas de gente pudiente. No es así como la gente dice, que se la ponían a
cualquiera.
Otra cosa que te voy a decir es que se comenta que
la gaita es de furro, tambora, cuatro y maracas. Bueno sí, esos son los
instrumentos básicos, esa es la gaita que se tocaba en la calle, en los
enlozaos, en las orillas, no la gaita que se tocaba en las grandes casas, porque
allí siempre había un piano o un violín, a veces un bombardino y se le
agregaban esos instrumentos.
Hay un dibujo en el Álbum Pascual, fechado en el
año 33, del pintor Manuel Puchi
Fonseca, el cuadro se llama “La Gaita” y aparece un tocador de clarinete y
atrás un tocador de bombardino. Lo que quiere decir que la gaita no era sólo
con furro, cuatro, tambor y maracas.
El conjunto Los
Compadres del Éxito lo dirigí con el ánimo de hacer un grupo de
salón. El primer grupo que se puso un flux fue el de Los Compadres. Y me criticaron
mucho, porque la gente estaba empeñada en decir que los gaiteros tenían que
andar de cotizas, de sombrero de cogollo y de camisas por fuera.
Corrijo, no fue que quise hacer... Yo hice con Los Compadres un grupo de salón,
y dondequiera que se presentaba eran una atracción. No le agregué los otros
instrumentos porque se hacía más dificultoso conseguir los ejecutantes.
Cuando nosotros le pusimos el piano, los gaiteros a los que llamaban los big
leaguers le pusieron arpa, trompetas, le metieron de todo, porque lo que
querían era competir, pero como yo no andaba en competencia, sino tratando de
hacer arte. Por eso lo que hicimos caló y gustó. Esa tendencia, la de incluir
otros instrumentos adicionales que no son afines con la gaita, degeneró en lo
que se ve ahora.
Creo que lo que me motivó con Los Compadres del Éxito y en general a escribir
música, fue que siendo niño veía que paseando Maracaibo con mi papá le
preguntaba por qué había tanta gente en la calle, y era porque había llegado Carlos Gardel, José Bohr o algún otro cantante
extranjero. Yo me preguntaba entonces por nuestra música y nuestros
intérpretes.
Tal y como el profesor y periodista Sergio Antillano dejó escrito en la
carátula del disco de larga duración “Rafael Rincón González”, el último juglar del
Zulia”[6], él “mezcla lo culto con lo sencillo e
integra las variadas corrientes culturales que conforman al venezolano. En el
fondo la sustentación psicológica, el fabulario prodigioso, la picardía, el
piropo, la imaginación desbordada, el diablo
suelto”.
Aquella motivación de Rincón González -ver que
la música nacional no era apreciada y el deseo de darle un respiro- cristalizó
en la creación de más de cien composiciones vernáculas, como Maracaibera, Soberana, Pregones Zulianos,
Cosas del
Ayer, José el platanero, Reina Zuliana, Mi Contradanza, Chinquita, y
el vals Maracaibo Florido,
escrito en 1949.
Maracaibo florido / Maracaibo de
antaño / aquel mi Maracaibo / de estilo colonial /son mi recuerdo vivo / tus
fiestas patronales / las fiestas con pasquines / de la Chiquinquirá.
Divino el Maracaibo / aquel de las
palmeras / el de las contradanzas / y lago de cristal / allí do se bañaron /
las musas prepotentes / de Vásquez y de Pérez de Yépes y Baralt.
Aquel mi Maracaibo / con alegres
gaiteros / estampas naturales / para la Navidad / no me olvidaré nunca / de
Germán del Gallego / de La Flor de La Habana / por su zulianidad.
Yo llevo aquí en mi mente / las
imágenes frescas / de aquellos carnavales / repletos de color / y veo las
carrozas / por la Calle Derecha / desfilando pomposas / frente a San Juan de
Dios.
Igualmente se evidenció su propósito en
realizaciones como la de haber logrado que el conjunto gaitero Los Compadres
del Éxito se proyectara bastante más allá de las oficinas de
Contabilidad de Shell en Bachaquero y trascendiera los salones del club
Progreso de la misma población petrolera.
Con creces el deseo de Pedro Sánchez Mas y Rubí quedó satisfecho,
aparte de que Los
Compadres le añadieron un compositor y una cantante inolvidable a la
reseña histórica de la gaita, de esa música casi siempre festiva que cuando
tiene buena letra y se sabe interpretar, provoca un reverbero de entusiasmo en
nuestro ser.
Ambos -Rincón González y Deyanira Enmanuels,
juntos con la agrupación- lograron que este ritmo pascuero se escuchara
en los confines del país al rescatar matices tonales que lo tornaron más
musical y menos sandunguero. ”
[1]Rincón
González nació en la calle Los Biombos,
en El Saladillo, el 30 de septiembre de 1922. Antes de ser maestro fue en
Maracaibo dependiente de “La Botica Inglesa” y posteriormente sastre, actividad
de la que hizo su vida por un tiempo en una tienda propia que denominó “Sastrería
Rincón Anatómicos”, según información que suministró a la periodista, Heilet
Morales, del diario Panorama, en un reportaje que se titula El sastre de la
guitarra (www.panodi.com).
[2]
Como la voz más dulce de la gaita zuliana es descrita Deyanira Enmanuels en el
portal web Sabor Gaitero, producido
por León Magno Montiel. Ella
debuta en 1965 con Los Compadres del Éxito, donde impone los
temas “El Gran Mahón”, una contradanza de Rafael Rincón González, y la gaita “Lago
de Maracaibo”. Agrega el portal que ha participado en varios festivales de
autores y compositores zulianos. También ha sido solista de las agrupaciones Los Cuervos
y Los
Primerísimos. Algunos temas impuestos por Deyanira son Las Campanitas, Lago de Maracaibo, El Gran
Mahón, Goza mi gaita, gózala; Indios de mi patria, Tierra del sol amada, Mi
gaitón, Noche Buena, Ziruma, y Goza mi gaitón.
[3] Enrique
José Gotera Méndez, llamado “El Fabuloso” de la gaita, es compositor,
cantante y cuatrista. Se hizo conocido en 1965 con la gaita de su autoría
titulada Los
Patinadores, que interpretaba con Los Compadres del Éxito. Un año
después y hasta 1973, perteneció al grupo Rincón Morales, con el que obtuvo
satisfacciones con las gaitas Remodelación
de El Saladillo, Acuarela lacustre, Chiquinquireña, Reflejos de mi lago,
escritas todas por Luis Ferrer. En 1974 creó la agrupación Los Fabulosos. Posteriormente integró
los conjuntos La Motonera, La Universidad
de la Gaita, El Show de la Gaita, VHG, y Tropicales del Éxito (www.saborgaitero.com/gotera_htm).
[4] Virgilio
Carruyo nació en Maracaibo en 1874 y murió en la misma ciudad en 1937.
Fiel exponente de la décima y la gaita tradicional, fue un destacado compositor
saladillero, autor de la protesta al recaudador de impuestos, por lo que
escribió cuatro gaitas denominadas todas El Indolente que fueron muy populares a la
muerte de Gómez porque recogían la angustia rebelde del pueblo en los
momentos de crisis. Sus composiciones las conservó su hijo Ciro “Coyeyo” Villalobos
y fueron popularizadas por los conjuntos Saladillo,
Viejo Saladillo, Selección 82 y Gaiteros de Pillopo. De esas gaitas merecen
ser recordadas La cañonera, La Flor de La
Habana 1 y 2, Ronda antañona, La musa de Carruyo, Empieza la lotería, El
paludismo, Las píldoras Laberan, El polvo virginal, La paloma, Cigarrillos
Exis, El superior, y Jorge Fane. En recuerdo de Virgilio Carruyo se creó
en 1975 un premio gaitero que lleva su nombre (www.saborgaitero.com/carruyo_virgilio.htm
[5]
En Maracaibo se le dice popularmente sombrero de "empleta", pero el
término correcto es empleita. Se trata de un sombrero ligeramente alón, de
tejido más delgado y menudo que el de cogollo, con lo que ganaba en fineza,
pero se le usaba también para el diario. Se le llama de empleita porque se teje
con pleita, que es una hebra de esparto trenzado. El esparto es una gramínea
cuya fibra y hojas también son empleadas para hacer esteras, sogas y papel.
Estos datos se obtuvieron del diccionario enciclopédico Quillet, edición 1974,
tomo III, páginas 439 y 553, y por voz de María Eufrosina Romero de Bermúdez, zuliana de nacimiento, hija
de un sombrerero de oficio, y ella misma costurera por manualidad doméstica
obtenida en el Maracaibo fabril de sus tiempos mozos de principios de los años
30 del siglo XX. Artesanos éstos que por oficio y hábitos de vida sabían de
sombreros, telas y texturas.
[6] Rafael
Rincón González: “El último juglar del Zulia”. Disco de larga duración
editado en 1977 con patrocinio del Concejo
Municipal del Distrito Bolívar, estado Zulia, y de Maraven, filial de
Petróleos de Venezuela S.A. Dirección, arreglos y orquesta: Sergio Elguin. Intérprete: Tino Rodríguez.
VERSOS
A RAFAEL RINCÓN
SENTIR
ZULIANO
Autor:
Bernardo Bracho
Canta:
Rafael Rincón González
Barrio
Obrero de Cabimas
HOMENAJE A RAFAEL
RINCÓN GONZÁLEZ
Autor:
Enrique Gotera Méndez
Cantan: Enrique Gotera Méndez y Luís Ludovic
Compadres
del éxito
Cortesía
de Destinos Musicales.
Espero
que, al igual que yo, hayan disfrutado de esta magnífica narrativa que nos hizo
viajar a través de algunas de las vivencias de este virtuoso icono del folclor
zuliano.
Rafael Rincón González y Jesús Reyes "Reyito"
“Mi danza, es la expresión,
que lleva siempre el zuliano
sembrado en su corazón.
Mi danza, danza zuliana,
la reina de mi región…”
Nos
seguimos viendo, en el espejo…
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