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Los agüeros surgieron ante la necesidad en la ciudad de adquirir el vital liquido para diferentes usos en la casa. También existieron en La Cañada.
El agua del Lago se usaba para los menesteres y para tomar compraban de los aljibes.
Los aguadores desaparecieron en 1889, cuando se inauguró el primer acueducto.
“Llevo el agua 'e la playa, muchachos, el agua 'e la playa, en burro, el agua 'e la playa!" Así gritaban los agüeros anunciando su presencia en los sectores de Maracaibo.
Durante el siglo XIX, la ciudad carecía de acueducto y el agua que utilizaban los habitantes era sacada del Lago de Maracaibo.
En esa época, los aguadores iniciaron un negocio que permitía llevar el necesario liquido hasta los hogares. La distribución la hacía un muchacho montado en un burro, que cargaba -a cada lado de su lomo- una tinaja de barro cocido.
En cada caso, el agua del Lago era destinada al uso del baño, para regar las plantas y lavar la ropa y los utensilios de cocina. Para calmar la sed, los marabinos consumían el agua de lluvia que recogían en los aljibes 0 pozos.
"Los aguadores 0 agüeros, como también se les decía, eran muchachos que tenían entre 8 y 14 años. Se caracterizaban por vestir un traje remendado, tenían un chamarro fajado a la cintura, unos calzones recortados, la mochilita que colgaba del cuello les servía de portamonedas. Llevaban, además, una horquetica en la mano y en su cabeza lucían un sombrero doblado a manera de casco. Todo lo que vestían era confeccionado, por sus madres, con telas de distintos matices", describe el historiador Orlando Arrieta.
Por la puerta.
Las casas, de enormes ventanales y puertas de doble hoja, tenían una especie de puerta de trabajo, por donde recibían al agüero para que no interfiriera en la intimidad de la residencia. Estas puertas solo se vieron en las viviendas que quedaban en esquinas.
Habían unas casas sin la llamada puerta de agua, más bien tenían un corredor a un lado de la vivienda que llegaba a la parte posterior. "Por allí no solo se compraba el agua sino que se atendían todos los servicios", indica Kurt Nagel von Jess.
Especulación
"Cuando escaseaba el agua, los vendedores subían los precios, particularmente con el agua dulce. En tiempos de sequia una botijuela podía costar hasta dos o tres reales, mientras que en el periodo lluvioso su valor era de medio real", narra la investigadora Nilda Bermudez, en su libro Vivir en Maracaibo en el siglo XIX.
Para la gente pudiente de la época el problema era menos agudo, debido que en sus viviendas tenían un pozo que les permitía almacenar el agua de lluvia. El agua del primer chaparrón se dejaba correr para que lavara los techos sucios durante la sequia. El liquido no era consumido directamente del pozo, sino que se pasaba por el tinajero y luego se hervía. Quienes compraban agua de aljibe la cuidaban con mucho celo.
Botijuelas cañaderas
Los agüeros no eran personajes exclusivos de Maracaibo.También recorrían las callecitas de La Cañada. Según Nectario Boscán cronista de ese municipio, ellos se diferenciaban en el tipo de botijuelas que llevaban. "En La Cañada usaban envases de zinc y en Maracaibo. enormes tinajas de barro". Uno de los aljibes cañaderos más emblemáticos estaba en la casa La Agencia. del sector El Parral de la Gaita.
Irene Rincón, nacida en 1924, recuerda que bebía agua del Lago. "La echábamos en una tinaja hasta que se asentara y tomábamos lo claro a temperatura ambiente".
Los aguadores no eran vistos con buenos ojos y hasta los señalaban como personas de malas costumbres. "Se caracterizaban por la agilidad y la bellaquería", dice Bermúdez. "Los agüeros eran muy trabajadores. salían montados sobre los burros desde las 4:00 de la mañana", los defiende Arrieta Boscán apunta que el rechazo se debía a que eran personas sin ningún nivel de cultura, en ocasiones traviesos.
Acueducto
Los agüeros comenzaron a desaparecer con la entrada en funcionamiento del acueducto de Maracaibo. En 1894 se instalo la empresa Proveedora de Agua que llevaba a los hogares el agua del Lago. Esta continuaba utilizandose solo para los menesteres del hogar. El acueducto se encontraba en La Calzada, avenida El Milagro y el agua la llevaban hasta el sector conocido como Los Tres Pesos, en la avenida Bella Vista con la 85 (Falcon). Los muchachos yo no recorren la ciudad montados en sus burros, pero en la memoria de la ciudad estan grabados sus gritos: "Del agua 'e la playa. del agua 'e la playa".
Fuente: Carolina Bracho – “Viejo Zulia”
"LOS BURREROS"
Autor: Abdénago Borjas
Canta: Ozias Acosta
Conjunto "Gaiteros de Pillopo"
"EL AGUADOR"
Autor: José "Cheo" Fernandez
Canta: Ricardo Portillo
Conjunto "Amparito"
Nota del decano: En estos tiempos modernos los burros no se utilizan para cargar agua...
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Las gaitas son vergatarias (sobre todo "El aguador"), lo que no sé es de dónde sacais las fotos. La voz de el aguador me suena extraña a la de Ricardo Portillo. ¿Será que ya se dejó de´so?
ResponderEliminarMi apreciado hermano Romer, ¿Qué fue, cómo estáis? ¿Cómo están Los Puertos?
ResponderEliminarRomer, ese es “el juglar de la gaita”, su voz se reconoce a leguas, vos sabéis que ya está un poco golpeado por el tiempo, pero el estilo es el mismo; siempre converso con él y se mantiene activo musicalmente con sus creaciones.
Las fotos son de mi “Baúl”, donde conservo revistas, recortes de prensa y libros que hablan de estas cosas, por cierto éstas son de una Revista que poseo gracias a nuestro buen amigo y hermano, de Cabimas, Gustavo Chapman, de quien al igual que tú ha colaborado mucho con este Blog.
Que mi Santo Negro te proteja y la China te de su bendición.
otra gaita bien buena que habla de ese tema es "los agüadores" de Neguito Borjas con el Gran Coquivacoa 81.
ResponderEliminarEso es correcto amigo Gustavo; en el mismo LP está uno de los temas, de “Neguito”, que más me gusta de su extenso repertorio, llamado “Serenata de un gaitero”. Ese LP es una preciosura y todas sus gaitas son de primera, entre las cuales incluyo, además de la que ya mencioné, a “Cabimas pa’lante”, cantada por Juan Carlos Arcaya.
ResponderEliminarLuego tendré oportunidad de colocar algunas de ellas.
Que la China les de su bendición.