Los maracaiberos se diferencian de sus compatriotas nacidos en el resto del país por muchos rasgos peculiares: los nombres raros, el regionalismo, las costumbres, el acento al hablar y la manera de expresarse.
En Maracaibo nació y vivió un inolvidable personaje, típico como ninguno, a pesar de que hablaba en forma muy distinta al resto de sus paisanos. Este personaje se llamó José Antonio Negrete, el cual tenía un vocabulario muy personal ya que nombraba las cosas más sencillas con metáforas extravagantes y términos que el común de los mortales no entendía.
A todos aquellos que no han oído hablar de él, sé que son muchos, se lo voy a presentar con una anécdota.
En cierta ocasión José Antonio se enfermó y tuvo que llamar a un galeno, éste le preguntó:
.- ¿Qué comió ayer?
A lo cual él contestó:
.- Pues, a lo que hago memoria, ingerí al alba dos posturas de aves domésticas, asesoradas por un disco de maíz cándido, todo humedecido con la infusión del néctar de la Arabia, mezclado con el líquido perlino de la consorte del toro. Al meridiano, una artesa de la parte encefálica de un cuadrúpedo rumiante, en compañía de dos frutos en sazón bananero; algunos piscolabis de satén; sendas alcaparras de marrano; un triángulo de crema solidificada y un ánfora con la linfa cristalina de las cisternas domésticas, saturadas con el jugo de los cañaverales ribereños. A la hora del Ángelus, la columna vertebrar de un egipán doméstico, una media docena de confites de barbacoa, unos pellizcos de torcaces lacustres y mi acostumbrada jícara de soconusco. Por postres,unas peladillas vegetales.
La mamá de Negrete,al ver la cara que puso el médico cuando escuchó esa retahíla de metáforas, le tradujo en cristiano lo que su hijo había comido el día anterior.
.- Mire doctor, él se comió: dos huevos fritos, una arepa y café con leche en el desayuno. En el almuerzo, seso de carnero, albóndigas, chicharrones, dos plátanos, queso y un vaso de guarapos. En la cena, rabadilla de chivato con rábanos, unas palometas fritas,chocolate… y todavía tuvo el coraje de comerse unos mamones.
Con sus lentes de oro, su camarita y su bastón, José Antonio Negrete fue un personaje tan famoso como Delpino y Lamas. Era muy culto y tenía una especie de complejo aristocrático que reflejaba en su elegancia y en las frases que solía acuñar cuando estaba en presencia de sus admiradores. Su retórica resultaba cursi, pero no puede negarse que era un señor con imaginación.
Llamaba a Simón Bolívar, “Osiris del cielo americano”; a Maracaibo, “la odalisca de las ondas cerúleas”; al burro le llamaba “Pegaso de los humildes”; al mercado, “meca de la religión del estomago”; a las pulperías, “distribuidoras de indigestiones a domicilio”. Para él,las cartas eran “rotativas”; al tranvía de mula llamaba “tramoya de impacientes”; las piraguas, “corbetas lacustres”; los fósforos, “mixtos elaborados”; los cigarrillo, “tubillos de contemplaciones”; el hospital, “oasis obligado de la miseria” y al caucho o impermeable, “chambergo de los casos fortuitos”.
Así como sus metáforas se hicieron célebres, también pasaron a la posteridad sus réplicas airadas e improperios, cuando alguien le hacía un desaire o no le caía bien. Tal es el caso, por ejemplo, de su encuentro con el repartidor del Correo Carlos Bozo, un jorobadito servicial a quien Negrete fulminó con estos duros términos:
.- Hombrecillo siniestro de cuerpo anquilosado, viviente injerto de tortuga y dromedario.
En otra ocasión se dirigió al demente Eduardo Evia de la siguiente manera:
.- Hazte arreglar por un físico los anaqueles del encéfalo…
"GAITA MATEMÁTICA"
Canta: Alberto 'Papupapa' Rodríguez
Conjunto "Alitasía"