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Aun cuando este Blog se abrió con la finalidad de divulgar nuestra gaita zuliana y rendirle pleitesía a la Reina del Folclore zuliano, he decidido abrir un espacio en el para contar anécdotas y vivencias de algunos personajes del estado Zulia.
Nada más apropiado que hacerlo con uno de los más brillantes poetas “cachimberos” o repentista de épocas pasadas.
Francisco Cano
Quizás fue Francisco Cano el más afamado de los poetas populares del Zulia. Era increíble su frescura, su improvisación y la rapidez poética para componer las estrofas más perfectas que brotaban de su cacumen.
Eran muy célebres los encuentros entre él y Antonio Briñez, otro poeta de brillante inspiración. Era costumbre en el Saladillo los famosos contrapunteos en que se medían estos dos grandes colosos de la improvisación, al punto que sus amistades organizaban parrandas solo por el placer de oírlos y admirar la brillantez de sus versos.
De Francisco Cano se conservan muchas historias y anécdotas, entre ellas la que sigue: Cano fue invitado en una ocasión por Don Federico Schmilinski, persona de muy buena posición económica, para tomarse unos tragos de Brandy. Cuentan que al instante que Cano alzó la copa expresó:
¿Drinky? Yes, dice el inglés,
y yo digo: Yes y drinky,
por ser la primera vez
que bebo con Schmilinski.
Se cuenta que una vez, un primero de enero, se apareció Cano por donde Olimpíades Galué, en la Botica Occidental, en la cual se encontraba presente el Dr. Rodolfo León Pérez, ilustre galeno del Saladillo, el cual le pregunto:
.- ¿De dónde venís, Cano?
y Cano le respondió:
De ver la Legislatura
con nueve legisladores:
cinco jefes, tres doctores
y de Presidente un cura.
Enseguida el galeno le corrigió:
.- No es la Legislatura sino la Constituyente.
Más raudo que una centella, Cano rectificó:
De ver la Constituyente
con nueve legisladores:
cinco jefes, tres doctores
y un cura de Presidente.
El príncipe de los poetas “cachimberos” era jocoso, burlón y cáustico con sus adversarios. A su ingenio repentista unía el mayor vuelo, con lo cual apabullaba a quien tratase de medirse con él, confundiéndolos con sus salidas mordaces y satíricas. Sin embargo entre estos también existían algunos con tanta agilidad mental como Cano, tal es el caso de otro poeta de La Costa, de apellido Valdés, quien le regresó a Cano una agresión verbal con una alusión a la enfermedad de carare que Cano había contraído en un humilde pueblito llamado San Buena:
Te fuiste para San Buena
a buscar de que vivir,
y pudiste conseguir
más pintas que un doblecena.
Se acostumbraba en Maracaibo realizar algunas veladas familiares, en las cuales era frecuente ver al vate Francisco Cano, en una de ellas alguien le solicitó a Cano que piropeara a una bella muchacha llamada María Nazariego, a lo cual el poeta respondió al instante con esta improvisación:
Ya de un ojo yo estoy ciego,
del otro voy a cegar,
pero es de tanto mirar
a María Nazariego.
Se le ha atribuido a Cano este verso dedicado a una linda mujer del pueblo:
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Ese lunar, bella Elisa,
vale un mundo, vale dos.
Y si añades tu sonrisa,
vale cuanto se divisa
entre los hombres y Dios.
le agradezco por compartir parte de la historia de estas ilustres figuras de nuestra tierra!
ResponderEliminarB/y.deberian divulgar los inicios de la vida de cano y ls encuentros con Titan el sepulturero de ls Pto de Altagracia.soy Juan Luzardo de puerto escondido..seguidor y admirador de estás bellas e interesantes historias
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