Cuando muchacho por allá en Campo Progreso escuchaba los chistes de Roñoquero y Mamblea; en esa época siempre pensé que eran personajes de ficción, de cuentos inventados, de chistes de velorios; pues, que tan lejos estaba de la realidad, resulta que estos eran personajes de carne y hueso que existieron en Maracaibo. El uno se llamaba Carlos Bernal “Roñoquero” y el otro Manuel Prieto “Mamblea”.
Según y que eran los reyes del embuste y de los cuentos, les manifiesto que conozco de un grupo de gaita que premió a un integrante, que era embusterisimo, con el galardón (una Placa de Reconocimiento) como el “Roñoquero del año”. No lo voy a desprestigiar colocando su nombre pero en estos momentos debe estar “meándose” de la risa al leer este Blog.
¡No eran personajes de la creación popular ! He aquí una fotografía de estos dos “pajaritos”:
También existió un presbítero en Maracaibo, Vicario de la Iglesia Matriz, con muchas anécdotas y con mucha fama por la forma en que practicaba la liturgia.
Era casi folclórica su actuación en misas de Semana Santa y le imprimía brillantés a sus actos religiosos; cuentan que rezaba el Vía Crucis , bautizaba, hacia las confesiones, atendía a la feligresía, bueno lo que nosotros llamamos “una caja e’ machete”, estaba en todas las jugadas.
Ese presbítero era el Dr. José María Angulo, ese era su nombre; muy recordado por los cronistas de Maracaibo. Ahhh, se me olvidaba decirte que el Padre Angulo era “gangareto”,¿me entendéis?, Eduardo vos sabéis a que me refiero, tartamudo pues.
Cuentan que una vez le tocaba a otro sacerdote decir el sermón en la misa de noche; quien sabe porque motivo dicho padre no pudo estar a tiempo con la feligresía en la Iglesia y el Padre Angulo ni corto ni perezoso se prestó para subirse al púlpito y desde allí arrancó con su homilía.
Recordó el paso de Jesús por el mundo, habló de la sanación de los enfermos, de la resucitación de Lázaro, de la cura de paralíticos y tullíos, de las bodas de Caná donde convirtió el agua en vino, de cuando caminó por encima de las aguas y finalmente de la multiplicación de los peces y los panes.
Decía el Padre Angulo, emocionado:
.- Con cinco… con cinco… con cinco mil panes y tres… y tres… y tres mil peces dio de comer a cinco… cinco mil personas.
Muy cerca del púlpito estaba sentado un borrachito que era tuerto del ojo derecho, quien tratando de disimular la pea, interrumpió al presbítero para decirle:
.- ¡Que molleja! Eso lo hago yo también.
El sacerdote se dio cuenta, de inmediato, del error cometido y corrigió:
.- Perdonadme hermanos, por la equivocación. Quise… quise… quise decir que Jesús con cinco… cinco panes y cinco… cinco… cinco peces dio a comer a cinco mil personas.
Y luego volteándose hacia el borrachito le retó:
.- Vay, hacélo vos ahora, tuerto ‘el diablo…
El borracho, que era “una fiera” le respondió:
.- Si lo hago padre, con lo que le sobró del primer reparto de la equivocación.
Esa es la chispa del maracucho, ja ja ja .
Presbítero Dr. José María Angulo
"EL TARTAMUDO"
Cantautor: Francisco Morales "El machorro"
Conjunto "Rincon Morales"
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